14.9.03

Lunes

Lunes como cualquier lunes. Mañana triste y nublada, un ofri anunciando una semana seca. Voy a la facultad, pregunto por las fotocopias; no están listas todavía. Hace como una semana que las pedí.
Entro al aula magna; todas caras chatas, caras de nada. Humo de cigarrillos, humo de mate, humo de interés general. Mientras la profesora habla, las casi 200 personas que están acá murmuran entre sí, incluído yo que estoy viendo cómo las palomitas de afuera se están garcando de frío, *observación idiota.*
11:33 am, salgo, prendo un pucho, bostezo.
Fotocopiadora otra vez. ¿Y lo mío? No, todavía no está. Suena Silvio Rodríguez en la radio.
Biblioteca Central. Pido "Final del juego" de Cortázar. "¿Cual?": La flaca que no debe pasar los 25 años no sabe qué le estoy pidiendo. "¿No hay alguien que me lo pueda dar, no se, preguntále a alguien...Necesito ese libro urgente...", suplico.
Me mira fijo como si le hubiera pedido que se sacara la blusa. " Mil perdones, hasta dentro de 2 horas que llegue la Sra. Marta, no hay nadie que te pueda dar ese libro...¿"Final" me dijiste? No..no se, es que soy nueva acá, viste, y...sss" (...) "Ah." Miro el reloj: 11:47am. En 13 minutos tengo que estar laburando. Me quedo sin libro.
Camino hasta la parada del colectivo y cuando faltan escasos 30 metros, veo al mío pasar fugazmente por una rotonda y alejarse hasta verse como un puntito amarillo.
Miro el reloj de nuevo: 11:55am. Busco entre puteadas y desesperación un teléfono. Bendito sea el verde de Telefónica. Pero me acerco, y (cabe detallar):
1ºEl tubo está escupido.
2ºEl dispenser para monedas está trabado, que trato de destrabar, pero de nada sirve.
3ºOia, el cable está roto.
4ºMe cache en dié.
Hora: 12:03pm
Pasa un taxi por al lado mío. "Ahí está: un taxi" Miro la billetera: 2 pesos + 2 pesos, son 4 pesos. En el bolsillo tengo 2 moneditas de 0.25 centavos. Total: $ 4.50.- Alcanzar, alcanza. Hasta tal vez sobra.
12:07pm: avisto otro taxi. "Olascoaga y Lugones por favor."
12:18pm: "Son...$ 3.73"
Llego al laburo, tomo asiento a la espera de represalias, que no tardan en llegar.
El estómago se me returerce del hambre, busco el sanguchito de miga que dejé bien escondido ayer en la heladera. No está.
Busco café: queda media cucharadita de esas que les dan a los bebés cuando empiezan a comer puré.
12:39pm: prendo otro pucho.
Bueh. Mañana triste y nublada...

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