20.5.04

Hambre

Hambre. Tengo Hambre.
Un coro húmedo de tripas me hace eco.
Hambre.
El cuerpo consumiéndose a sí mismo para preservar este fuego mermado.
Hambre.
Los tendones rígidos como alambres, dictándome movimientos envueltos en la torpeza de la marioneta o del no muerto.
Hambre.
El hielo pegado a cada cm2 de piel sumida en sombras.
Hambre. Tengo Hambre.
Repite ese ser desde el espejo. Es todo negro, todo penumbra.
Hambre.
Me da miedo, no lo reconozco, yo no recuerdo haber sido ése, yo nunca me reflejé en esos ojos.
Hambre.
Me dice susurrando, Tengo Hambre.
Y apenas si logro captar el destello rojizo de un solo ojo y la fugacidad del acero lechoso de dos hileras de dientes largos y afilados entre tanta sombra.
Hambre.
Y sonríe.
Me pongo a temblar de miedo, él no se inmuta, solo se balancea con animalidad frenética en la oscuridad, pasando su lengua rojiza sobre sus labios resecos.
Hambre.
Mirándome fijo con esa pupila maquinal, rechinando los dientes.
Hambre.
Sentir la carne evaporarse milímetro a milímetro, la fiebre como signatura del dolor, la garganta adormecida, la memoria frágil destrozada, el sudor tinto oscureciendo más la noche, la debilidad que termina en ausencia.
Hambre.
Me voy sin una objeción, con la lenta seguridad del flujo de la clepsidra, con la certeza de no haber sido suficiente para esa figura escuálida de garras crueles, ojos incendiados y dientes ávidos.
Porque lo último que me digo es Tengo Hambre, mientras abandono el espejo y camino hacia la puerta de la calle.

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El 9,9% de la población mundial usa internet. De ese casi 10/100 el 94% vive en paises desarrollados. Mientras yo posteo esto miles de chicos tiemblan de hambre y de frío. Pero como son estadísticas no duele, no jode. Yo voy a empezar por comer una tortita menos en el desayuno y a dársela a alguien, qué se yo. Sé que es una mierda, pero deja de ser un numerito.

Saludos

5h1v4

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