14.11.04

la mejor televisión*

Era la mitad, exactamente la mitad, de una mesa redonda. Un semicírculo casi perfecto. Perfecta no era la mesa. Estaba hecha solo con una tablas y tampoco era demasiado firme. Su color rojo, pintado a mano, no era muy prolijo. Pero en esa casa, también desprolija, quedaba bien. No desentonaba. Era un living con bastante madera, la mayoría sin barnizar. Un estilo precario pero no por eso menos comfortable. Las ventanas eran grandes. Había tres. Casi siempre estaban abiertas y las cortinas, blancas, casi tranparentes de lo gastadas, volaban libres cuando la brisa atravesaba todo el comedor. Generalmente, cuando el viento venía del atlántico que quedaba a pocos metros de una de las ventanas, el aroma marino inundaba el lugar. Era gloriosa esa parte de la casa los días grises y de viento. Los libro y revistas tirados sobre la alfombra, alrededor de los viejos y cómodos sillones. Tazas sucias por todo el lugar, sobre todo en la pequeña mesa al costado del piano. Ceniceros varios con cigarrillos apagados hace días. Una biblioteca polvorienta y medio vacía. Cómo no iba a ser así si la mayoría de los libros dormían sus historias sobre el suelo. Algo en esa habitación era azul. Madera azul creo. No me gusta llamarla "haitación", me parece una palabra fría, como "líving". Era simplemente un espacio de la casa. Mi preferido, en ese momento en que la vi, en mi mente. Llegó hasta ahí no se por qué. Quizás estuve ahí, o quizás algún día vaya a estar. No lo se. Pero cuando quiero estar ahí cierro los ojos. Y estoy.

*(tele significa "trasmissione a distanza").

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