21.11.03

Post dedicado

Este post está dedicado a todos los que se enfermaron de caerse y levantarse, y se entregaron al destino de una vez. Para todos los que teclearon TAB en un intento x saltear los párrafos ya escritos x alguna mano desconocida aún, y que tienen cenizas tristemente tatuadas en su cerebro y corazón. A quienes han tomado el tren anónimo, que se sacude con cada mínimo traqueteo. A quienes se dan vuelta para mirar aquellos destellos débiles para verse a sí mismos dados vuelta mirando destellos débiles anteriores. A quienes alguna vez tuvieron que apelar a las pelotudeces “New Age”; a las pastillas; al café cargado; a los cigarrillos nerviosos; a una vida que emite en colores, pero que invariablemente la vemos en blanco y negro; a los parlantes internos gritando a nuestra conciencia; al sillón del sueño – fakir sin haber anestesiado nuestro trasero; al detergente que se empecinó en lavar sentimientos; al directorio telefónico en donde no figuró nunca el número de nuestro ángel guardián; a la lluvia fresca del verano imbécil, al cargador de baterías electrocutado en un vaivén de dolores.
Este post está dedicado a quienes se encontraron a sí mismos al cerrar con 100 llaves la puerta de su propia jaula, y se sintieron felizmente encerrados en un hermetismo neuróticamente saludable. A quienes les basta la propia presencia para sentirse amos y señores de su YO.
A quienes han contraído matrimonio con la melancolía, y guardan una tenue esperanza risueña de conseguir el divorcio definitivo.
A los que sintonizaron su parabólica a una nube cualquiera, y colmaron su corazón de dulzuras sin darse cuenta.
A los que se arriesgaron al presente sensible y transparente.
A quienes han creído que un regalo puede cambiar de moño, pero seguir siendo el mismo.
A quienes hacen depósitos en el viejo y conocido banco de lagrimas de nuestra almohada, que sigue soportando el peso de un cerebro que todavía no aprende a pilotear vidas. A quienes emiten cheques al portador de ese mismo banco.
Y a quienes se clavaron la estaca en el corazón a sí mismos...y se percataron de que adentro, había un corazón + fuerte que cualquier estaca.

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