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A veces me siento tan estúpidamente humano que me dan ganas de arrancarme rasta x rasta.
A veces estoy tan boludamente sentimental, que termino matando a mi “yo” interior; el daño que me hacen es superado x el daño que me provoco a mí mismo al ponerme tan sentimental al pedo.
A veces analizo tanto, le doy tantas miradas al mismo asunto, hago tantas reflexiones, pienso en tantas soluciones posibles, insisto tanto con lograr lo que a mí se me antoja lograr, que mi problema termina cansándose de sí mismo, y opta por pudrirse y consumirse, sin dar lugar a ser solucionado.
A veces me olvido tanto de mí mismo.
A veces me acuerdo tanto de mí mismo.
A veces melancolizo hasta el último segundo de mi vida; y me quedo mirando las nubes con forma de nubes, pensando en un porvenir mejor; cuando en el bolsillo tengo la llave para entrar a ese porvenir.
A veces me siento tan enredado, que escribo este tipo de post’s.
Eh...qué va ser. Son gajes del oficio de vivir.