13.12.03

los ojos

Abrió sus ojos y vio pasar sus manos a gran velocidad. "¿A dónde irian tan apuradas?" se preguntó, pero no le prestó mayor importancia. Estarían metidas en algún asunto, como siempre.

Las lagañas rodeaban sus ojos, hacía mucho que dormía. Ya no recordaba cuando había comenzado a tomar esa siesta. Quiso refregarse los ojos para terminar de despertarse pero se dio cuenta de que no tenía sus manos. Claro, las había visto pasar corriendo unos segundos antes. Y fue en un instante, en un solo segundo que sintió que el mundo caía sobre él, que el aire no llegaba.
Su cuerpo no estaba. no faltaban solo sus manos sino que también faltaban sus brazos, sus piernas, su torso...su cara, su boca. nada estaba ahí.

Todo había desaparecido. Él era solo ojos.
"Seguramente -pensó- todavía poseo algun tipo de debil consciencia. Estoy pensando."
De todas formas sintió una angustia como nunca había sentido un ser. Algunas otras veces las partes de su cuerpo se habían ausentado sin avisar. Su anatomía le jugaba bromas bastante pesadas. A veces sus oidos se iban por semanas enteras y él no lograba escuchar nada de lo que le decían. O su lengua;
Lo peor era cuando se iba su conciencia. Esos días cada fracción de su cuerpo se quedaba en su exacto lugar y sufría las consecuencias del descontrol, del sin rumbo, de caminar hasta el abismo y no detenerse, de dar vueltas en el aire y girar mil veces, gritar de dolor, llorar, sufrimiento en cada centímetro de existencia. Y no saberlo, no darse cuenta.
Pero esto...esto era nuevo.

La desesperación se apoderaba de él cuando le presto atención a su alrededor. Todo era blanco, pero no estaba muerto. Definitivamente esto no era el cielo pero tampoco se veía como el infierno. Rapidamente se dio cuenta de que estaba habitando en una especie de limbo, de desierto blanco. Un escenario quieto, estático pero que no transmitía paz.

Y pronto pasó del lamento a la languidez. La desesperanza y el dejarse morir. ¿Qué podía hacer el que era solo ojos? No podía gritar por ayuda, no podía recorrer el lugar, ni escuchar, ni siquiera matarse. solo quedaba esperar y volver a dormir.
Cerró sus ojo, cerró todo su ser y durmió nuevamente.

Algo lo perturbó y rompió su sueño en pedazos. Quiso recordar en que mundo onírico se encontraba pero su memoría no respondió. Solo recordaba algunos fragmentos de lo que había vivido antes de dormirse y ahí fue cuando se vio.

Era él, era su cuerpo. Toda su figura estaba allí, frente a él. Las extremidades, el torso, cada rasgo, cada órgano interno, cada gesto. Vio sus hermosos dedos largos, su sonrisa de siempre, esos labios. Era él. Y por un segundo se amó.

Y él llego hasta sus ojos. y ahí estaban, como siempre habían estado. Dos ojos marrones, casi siempre entrecerrados. El viento los había acostumbrado a permanecer así. ¿Cómo podía ser? ¡¿Él estaba ahí?
"¡¿POR QUÉ!?" gritó en su mente, en su debil estado de conciencia. No podía estar en los dos lados a la vez. Los ojos que llevaba su cuerpo no eran él. Tenían que ser ojos de otro. ¡Eso era! Eran ojos de otro en su cuerpo.
Pero los miró bien...y se reconocío allí. Y a su vez reconoció en ellos un dolor profundo. Como si a traves de esos verdaderos/falsos ojos todo su cuerpo se lamentara, se mostrara retorcido, con llagas y bichos. Vio serpientes en su interior, vio moscas, vio mierda, vio hambre, vio sangre negra, heridas en carne viva..y vio también una sonrisa debil, que no era genuina. Una de esas sonrisas forzadas por quién sabe qué fuerza. Y en su ser escuchó una voz muy baja, casi muda: "Ayuda..."

El cuerpo, inerte, sintió los ojos mirandolo, atravesado por esa mirada y corrió deseperado. Se sintió desnudo...
Él lloró. Quién sabe cuándo volverían a verse, quién sabe como podría ayudarlo...quién sabe.

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