13.12.04

Han sido los insurrectos

Se nos cae el sol acá en España. Hora local> 20:26...En Argentina, son las 16:26. Debe hacer calor, debe haber tránsito, el primer mandatario preparará otro discurso para mañana.
Escucho la lavadora, viene y va. Wash, wash, wash. The close, the close, the close. Es una lavadora inglesa, de esas viejas, industriales. Una mujer andaluza nos la vendió por la módica suma de 150 euros.
La mesa de roble está acumulando el polvo de 2 semanas, mientras soporta el peso de mis brazos desnudos. Cigarrillos y TV. El monumental de Núñez se ve más lindo desde lo alto, cuando uno llega a Aeroparque.
Canal Digital emite unos avisos algo curiosos vistos desde el punto de vista argentino. ¿Sabías que un A3 ahora cuesta sólo 30.000 euros? Descuentos navideños, sí señor. Vodafone y MoviStar tienen unas ofertas increíbles: 70 por un móvil.
He visto más películas desde que llegué acá, que en toda mi vida. Hoy vi "El informante". Hay que dejar de fumar, sí señor. Brown & Williamson: no se saldrán con la suya, joder!

Y sigue la luz sentimental, el símbolo lejano. El poder de mis pies ausentes, la energía del pensar, el tremendo estallido de un grito de hastío. Nos envuelve, me envuelve, y se va. Otra vez. Una RS argentina preside la mesa de roble, con miss Leticia Bredice en la tapa. Pero no me interesan ni la nota, ni las tetas de Leticia. Devoro la fucking revista buscando no se qué, quizá esa especie de avidéz de enterarme que todo sigue en su lugar, que argentina sigue entera, y que parte de su contenido me espera. Nostalgia de supermercados, nostalgia de aires, nostalgia de sensaciones.
No enciendo la luz, enciendo una vela. El aire de misterio vive, y es seco. Mientras, las almohadas del suelo me contarán sus secretos, los cd's y los libros que compré de regalo seguirán sin abrir, y el sol seguirá su curso en occidente.
El almanaque seguirá jugando a ser tortuga, mientras yo soy la liebre, y el crímen enfermizo de la distancia seguirá impune. Volveré a mis riendas de abogado. Y en un perfecto día de cristal, universal, filosofal y colosal, volverá mi suspiro tranquilo y tranquilizante, mientras te tapo con las sábanas blancas, y le pido permiso a tu pelo para besarte largo y profundo, en medio de un silencio occidental.

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