7.4.06

H a i r

Otro de los problemas que tenemos es el pelo. Ah, esa es la cuestión: el pelo. Ser pelo, o no ser pelo: helo aquí. Con el paso de los años he puesto en práctica miles de técnicas para que el pelo no me traiga problemas. Que si lo lavo con Pantene, o con jabón en pan; que si le pongo crema Dove después de lavarlo para que se le vaya el puto frizz; que si no le pongo nada y salgo afuera aprovechando que hay viento para que se me ensucie rapidito y quede mejor. Es un tema. Envidié muchos pelos en mi vida, he de confesar. Por ahí iba caminando y veía algún pelo copado y decía "qué hijo/a de puta, cómo puede tener ese pelo, sin que le de problemas." El pelo es lo más, es importante, es un ser supremo que anida en la cabeza. 99% del sexo opuesto repara en el pelo del otro, y si te trae problemas, los tendrás con el sexo opuesto. Terrible.
"Quiero verme así", le digo al peluquero, y el tipo lógico, no entiende nada, le pido que supere las 40 pruebas más dificultosas para arreglar los quilombos en la testa propia, y el hombre en cuestión va luchando contra los remolinos, los "muy largo", los "muy corto", los "no, no, el flequillo no". Ah.
Corrés el riesgo de verte como un puto, o como un nerd, o como un maldito agente federal. Jamás te vas a ver como imaginás, sea cual fuere de los casos.
Por eso la última vez le dije al chabón: "Mirá Marcelete, cortá bastante y que sea lo que mi pelo quiera". Repirando hondo me deleité con una "Caras" y vi muchos pelos, entre otros destacables, el de Victoria Onetto en la Isla de Caras. Trascurridos 20 minutos, volví la vista hacia el espejo, y viste cuando mirás, bajás la mirada, y volvés a mirar, con los ojos como platos, como un pelotudo? bueno, esa fue la reacción de hace 1 mes atrás. Wow. Tiré a la mierda la Caras, y le dije "pará loco, no cortes más, que ya me parezco a un ex de mi novia, y tengo miedo que se confunda". Paró.
Pagué.
Era de noche. Tomé la línea D a la altura de Congreso de Tucumán, y me senté frente a una alta ejecutiva esas de Ital Cred, que tienen piernas larguísimas, y obviamente, pelo copado. La primera reacción fue favorable. Yo no sé cuántas mujeres de 40 y pico miran así a un pendejo de 24 años, pero bastó para dejarme tranquilo. "A ella le va a gustar", planteó mi cabeza.
Siempre es un riesgo. En unos días me toca, y ya estoy acumulando coraje.
Adelante, mi valiente.

No hay comentarios.: